Diablos y Charros en la gran final: historia en juego en el béisbol mexicano

Este miércoles dará inicio la gran final de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) entre los Diablos Rojos del México y los Charros de Jalisco, una serie que no solo definirá al campeón del verano, sino que también puede abrir un nuevo capítulo en la historia del béisbol nacional.
De lograr el título, los Charros se convertirían en la primera franquicia en conquistar en un mismo año los campeonatos de la Liga Mexicana del Pacífico (LMP) y de la LMB, un hito inédito que hasta ahora parecía reservado únicamente para los dirigentes. Este doblete colocaría a Jalisco en lo más alto del béisbol mexicano y caribeño, rompiendo la “regla no escrita” de que solo los managers podían alcanzar dicha hazaña.
En el banquillo, Benjamín Gil tiene la oportunidad de unirse a un grupo muy selecto de estrategas que ya conquistaron títulos en invierno y verano dentro de una misma temporada:
Benjamín “Cananea” Reyes – 1976, con Naranjeros de Hermosillo (LMP) y Diablos Rojos (LMB), además de ganar la Serie del Caribe en Santo Domingo. Francisco “Paquín” Estrada – 1983, con Tomateros de Culiacán (LMP) y Piratas de Campeche (LMB), y repitió en 2004 con las mismas novenas. Roberto “Chapo” Vizcarra – 2022, con Charros de Jalisco (LMP) y Leones de Yucatán (LMB).
Gil ya estuvo cerca en 2021, cuando guió a Tomateros de Culiacán al campeonato invernal y llevó a los Mariachis de Guadalajara hasta la final de la LMB, quedándose a un paso del doblete. Ahora, con los Charros, busca consumar esa meta pendiente.
Del otro lado, los Diablos Rojos llegan como campeones defensores y con la mira puesta en el bicampeonato. Al mando de Lorenzo Bundy, los escarlatas cuentan con un dirigente con palmarés probado: campeón de invierno con Mayos de Navojoa (2000), Naranjeros de Hermosillo (2007) y Venados de Mazatlán (2009), además del título veraniego conseguido el año pasado con los propios Diablos.
La serie final entre capitalinos y tapatíos promete ser histórica: para los Charros, la oportunidad de escribir el doblete más grande de la historia del béisbol mexicano; para los Diablos, la posibilidad de reafirmar su dinastía en la LMB.