Juan Soto se reinventa en 2025: del poder al corrido de bases

En sus primeros ocho años en las Grandes Ligas, Juan Soto construyó un legado a partir de su disciplina en el plato y la fuerza de su bate. Desde aquel 2018 en que debutó como novato de 19 años con un OPS+ de 142, hasta los jonrones inolvidables en la postemporada de 2019 o el título de bateo que adorna su carrera, todo apuntaba a que el dominicano sería recordado por lo que hacía con el madero.
Sin embargo, en 2025 la historia ha cambiado. Esta vez, el protagonismo no llega únicamente desde la caja de bateo, sino desde las bases. Soto decidió añadir una herramienta que pocos esperaban: la velocidad.

Con el respaldo del coach Antoan Richardson, el jardinero ya suma 35 bases robadas, más del triple de su mejor marca previa (12). Lo que parecía un aspecto secundario en su juego se convirtió en un arma que cambia partidos y redefine su impacto en el terreno.
Más que un número, se trata de un cambio de identidad. Soto pasó de ser un corredor pasivo —con temporadas incluso negativas en el corrido de bases— a situarse en el percentil 86 de la liga en esa métrica. De mantener el paso, entrará en un club inédito: ser el primer jugador que combina campañas de -3 o peor con una de +3 o más desde que Statcast mide esta estadística.
La evolución de Soto recuerda que incluso los más grandes pueden reinventarse. Lo que en 2019 fue un bate prodigioso que lo convirtió en campeón, hoy se complementa con piernas que marcan diferencia. Y si algo ha demostrado el dominicano en estos ocho años, es que siempre encuentra una nueva forma de desafiar los límites.