Tigres despiertan a tiempo y le cambian el guion a los Guardianes

Cuando parecía que la historia ya estaba escrita, los Tigres encontraron la chispa que necesitaban para recordar que aún tienen algo que decir en la recta final de la temporada. Con un triunfo 4-2 sobre los Guardianes, Detroit rompió su mala racha de ocho derrotas seguidas y evitó la barrida en una serie que podría ser el prólogo de un reencuentro inmediato en playoffs.

El Progressive Field esperaba una celebración. Cleveland llegaba con la posibilidad de acercarse a la corona divisional, pero el guion se quebró desde la primera entrada: Jahmai Jones, en cuenta máxima y tras verse abajo 0-2, encendió la mecha con un jonrón al jardín izquierdo. Wenceel Pérez y Javier Báez siguieron el libreto ofensivo, y antes de que el público terminara de acomodarse en sus asientos, los Tigres ya habían enviado un mensaje: esta vez no se irían en silencio.

Riley Greene, con su 36º cuadrangular del año en el cuarto inning, convirtió la noche en un recordatorio del poder que Detroit puede desatar cuando conecta. Tres jonrones, una ofensiva agresiva y la sensación de que la presión cambió de bando.

El joven Troy Melton, de regreso a la rotación tras semanas en el bullpen, fue parte del giro narrativo. No dominó de forma aplastante, pero cumplió con su misión: mantener a su equipo con ventaja antes de entregar la responsabilidad a un bullpen que estuvo impecable en la parte media del juego.

Cleveland, fiel a su costumbre, no dejó de pelear. En la octava, José Ramírez encendió la esperanza con un doble productor que acercó a los Guardianes, pero Kyle Finnegan congeló el momento con un ponche decisivo a Kyle Manzardo. El telón lo bajó Will Vest con su 22º salvamento, firmando un triunfo que se sentía tanto necesario como simbólico.

Ahora, ambos equipos encaran el último fin de semana de temporada regular con idéntico récord de 86-73. Cleveland conserva el desempate en la división, pero Detroit recuperó más que una victoria: recuperó aire, confianza y el recordatorio de que, si el destino los cruza otra vez en la Serie de Comodines, no llegarán rendidos ni intimidados.