El arte de batear ante una gran velocidad

Uno de los desafíos más complejos en el deporte es batear una pelota de béisbol. El tiempo de reacción debe ser prácticamente instantáneo, y la decisión de sacar el madero se toma en cuestión de milisegundos.

A nivel profesional, el reto se intensifica con la variedad de lanzamientos que los lanzadores tienen en su arsenal, sumando velocidad, rotación y efectos que hacen aún más difícil hacer contacto sólido con la bola.

El coach de bateo de Toros de Tijuana conoce este proceso como pocos. Darryl Brinkley, quien jugó en la Liga Mexicana de Beisbol y formó parte de la organización fronteriza en 2004, tiene el honor de haber anotado la primera carrera en la historia del club. Hoy, como parte del cuerpo técnico, comparte su experiencia con los bateadores astados.

“Donde sea que los bateadores jueguen, lo ideal es tratar de hacer las cosas de la mejor manera posible, buscando un contacto efectivo. Cuando se juega en distintos parques, ellos siempre tratan de hacer buen contacto porque saben que factores como la altura pueden beneficiarlos”, comentó Brinkley.

Además del aspecto físico y técnico, el bateo también tiene una fuerte carga mental. Cuando un bateador entra en una mala racha, la frustración y la ansiedad pueden afectar su desempeño, haciendo aún más difícil levantar el promedio.

“Tienes que dar lo mejor de ti en cada momento y concentrarte en cada turno al bate. Cuando logras eso, la pelota hace lo suyo al momento del contacto, sin importar en qué parque estés jugando”, agregó el coach.

MENTALIDAD GANADORA

Brinkley también compartió su entusiasmo por contar en el equipo con el dominicano Emilio Bonifacio, a quien su estilo de juego le recuerda a una figura emblemática del béisbol mexicano: Daniel Fernández, a quien enfrentó cuando este militaba con los Diablos Rojos del México.

“Hace algunos años recuerdo a Daniel Fernández con Diablos. Tuve la oportunidad de jugar contra él. Es una gran persona y era un gran pelotero. Ahora, tener a alguien como Emilio Bonifacio, que sabe exactamente qué hacer dentro de la caja de bateo, es un privilegio. Además, su habilidad para correr las bases.