Ohtani, un gigante en medio del silencio

El Dodger Stadium se quedó en silencio tras la derrota. Los abucheos caían desde las gradas, pero por un instante todo eso se desvaneció: Shohei Ohtani había vuelto a recordarle al béisbol que está escribiendo historia en cada turno, en cada lanzamiento.
Cinco entradas sin hit contra los Filis, actuales campeones del Este de la Liga Nacional. Una recta que parecía imposible de conectar, un sweeper que borraba sonrisas. Ohtani retiró a 15 de los 16 rivales que enfrentó y salió con ventaja de cuatro carreras, pero el relevo no pudo sostener la obra maestra. Bastó medio inning para que Filadelfia volteara todo.
El guion parecía terminado, hasta que la superestrella japonesa volvió al plato. Segundo lanzamiento: recta cortada. El swing fue puro y contundente, 430 pies por el jardín derecho, 113.4 mph en la salida de la bola. Su 50º jonrón de la temporada, un estallido que lo convirtió en el primer jugador en la historia de MLB con 50 cuadrangulares y 50 ponches como lanzador en la misma campaña.
El estadio rugió, como si por un momento la derrota no existiera. Era Shohei contra el mundo.
Lo que vino después fue cruel para los Dodgers: los Filis respondieron en la novena entrada y aseguraron el triunfo. Pero nada de eso borra lo esencial: Ohtani está cambiando lo que significa ser beisbolista. No solo es un fenómeno de estadísticas, sino una figura que rompe la lógica del juego.
“Por supuesto, llegar a ese punto significa que el equipo tiene más probabilidades de ganar”, dijo con la misma calma con la que un día lanza sin hit y al siguiente conecta su jonrón 50.
La derrota quedará en el boxscore. El recuerdo de Ohtani, en cambio, quedará en la memoria de quienes presenciaron otra noche histórica.