Una fiesta esperada: los Cachorros regresan a los playoffs

El PNC Park fue testigo de algo más que un triunfo. La noche del miércoles, los Cachorros de Chicago no solo vencieron 8-4 a los Piratas, también rompieron con cinco años de ausencia en postemporada y se dieron el lujo de volver a celebrar a lo grande.
No siempre fue así. En 2020, la conquista de la Central de la Nacional quedó reducida a simples choques de puños en plena temporada abreviada. Dos años antes, el pase al comodín ni siquiera mereció descorche: el equipo apuntaba más alto y terminó sin nada. Quizá por eso, tras sellar su boleto a octubre en Pittsburgh, no hubo freno a la euforia.
Craig Counsell lo había adelantado antes de lanzar la primera pelota: “La celebración se trata de divertirnos juntos. No hay nada malo en eso”. Y su equipo entendió el mensaje. Desde el primer inning, los bates encendieron la chispa: cuatro carreras con una ráfaga de imparables, incluidos los cuadrangulares consecutivos de Ian Happ y del venezolano Moisés Ballesteros. El ruido del metal y el estallido de la tribuna visitante eran ya un adelanto de lo que se viviría en el clubhouse.
Los Piratas intentaron frenar la fiesta con un jonrón de tres carreras de Joey Bart y el empate momentáneo en el segundo episodio, pero el guion estaba escrito. Chicago retomó la ventaja y no volvió a mirar atrás.
El último out no solo selló la victoria. Marcó el inicio de la algarabía: abrazos, gritos, espuma en el aire. Después de un lustro de espera, los Cachorros volvieron a sentirse parte de octubre. Y aunque saben que la Serie Mundial es el verdadero objetivo, por una noche el beisbol les recordó que celebrar el presente también es ganar.